¿A que conoces la magnífica sensación que produce dejar el chorro de agua de la ducha cayendo con fuerza a presión sobre tus cervicales? Ese poderoso efecto de relajación, de eliminación de las tensiones, es la base de la ducha jet, uno de los tratamientos de hidroterapia más sencillos y eficaces que existen para proporcionar un bienestar instantáneo en todo el cuerpo.
La ducha jet tiene una duración aproximada de unos 20 minutos y suele estar integrada en la mayoría de los circuitos termales. Además, siempre debe estar realizada por un fisioterapeuta, que será quien maneje la manguera que apuntará al cliente con un chorro de agua marina a presión a unos 4 ó 5 metros de distancia realizando un masaje con él por todo el cuerpo.
Los efectos positivos de este tratamiento radican en que combina las propiedades relajantes de la ducha normal con la presión del agua, que produce una sensación muy parecida al masaje completo.
La fuerte presión del agua contribuye a movilizar el tejido conjuntivo y descontracturar los músculos, lo que repercute instantáneamente en una relajación de quien recibe la ducha jet. Además, también está indicada para pacientes que presentan casos de celulitis, mala circulación, retención de líquidos, reumatismos o afecciones cutáneas (eccemas, psoriasis o acné).
Una de las variantes de la ducha jet está en ir combinado altas y bajas temperaturas y que, al igual que sucede con los baños en agua caliente y fría de las termas, consigue en el organismo un preciado efecto de gimnasia vascular.
El masaje con ducha jet se realiza siempre en sentido ascendente para movilizar el tejido muscular y se puede aplicar en forma circular, en zig-zag o en eses, incidiendo especialmente en las zonas que se deseen tratar. Sus efectos beneficiosos se pueden potenciar si inmediatamente después se sigue un tratamiento complementario específico (reductor, anticelulítico, drenante…), ya que deja el organismo y la piel perfectamente preparados para asimilar todo tipo de nutrientes.
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