La conocida como ‘terapia geotermal’ alivia tensiones, contracturas y reequilibra las energías del cuerpo provocando una sensación de bienestar duradera. La ‘stone therapy’, como se la conoce en el mundo anglosajón, tiene sus raíces en milenarias tradiciones orientales como el Reiki.
Esta disciplina nos ayuda a localizar los chakras, esto es, centros energéticos del cuerpo a través de los cuales fluye la energía del universo (Rei) y la vital (Ki) de cada persona. Si la energía no circula de forma correcta a través de estos puntos, aparecen las tensiones, el estrés y, en casos más extremos, la enfermedad. La presión en los puntos energéticos que pueden estar bloqueados reactivará la circulación de la energía vital y canalizará su flujo de manera correcta entre los distintos puntos.
La mayoría de las piedras que se emplean con esta técnica son de origen volcánico y durante la sesión se combinan las piedras calientes con las frías. Las calientes relajan la musculatura y las frías tonifican el organismo. Se usan piedras suaves, planas y lisas que no dañan la piel, además de contar con las sensaciones propias de la persona que recibe el masaje y su tolerancia al calor.
Una vez preparada la piel con aceites esenciales y humectantes, las piedras se colocan en los centros energéticos que mencionábamos antes, generalmente en la espalda, a lo largo de la columna vertebral, tendones, brazos, palmas de las manos y pies. Cada punto recibirá una presión, tiempo y temperatura adecuados.
Cualquier persona puede disfrutar de los beneficios que aporta la terapia geotermal, tenga o no una afección física, ya que favorece el equilibrio físico, psíquico y emocional. Estos son algunos de los efectos que el masajeado comprobará al término de la sesión:
Reducción y alivio del dolor provocado por contracturas, tensiones musculares y los relacionados con dolencias crónicas óseas y musculares.
Activación del sistema circulatorio de y del flujo sanguíneo, gracias a la combinación del uso de piedras a distintas temperaturas y su combinación con técnicas de masaje.
Mejora del aspecto de la piel, gracias a la eliminación de toxinas por la sudoración. La piel se ilumina, revitaliza y oxigena.
Ayuda a la relajación de cuerpo y mente, reduciendo notablemente síntomas típicos del estrés como la ansiedad y el insomnio.
Una terapia para todos los públicos.