La gama cromática de los correctores es todo un mundo: azul, salmón, verde, rosa… Se trata de un producto que nunca falta en nuestro estuche de belleza, ya que es el mejor aliado en la lucha contra las imperfecciones del rostro. Pero a veces no tenemos muy claro para qué sirve cada color y no sacamos el máximo partido a este cosmético, así que te contamos de forma sencilla qué tono utilizar según tu caso. ¡No volverás a tener dudas sobre el tema!
- Verde. Comenzamos por los más conocidos. Puede que tengas claro cómo usar los tonos más extendidos, pero tal vez te descubramos nuevas funciones que no conocías hasta ahora. El corrector de este color se utiliza para las cicatrices e imperfecciones como granitos y espinillas, pero también para ocultar rojeces.
- Salmón. Los tonos anaranjados cubren las pigmentaciones oscuras, por lo que son muy efectivos en manchas y ojeras.
- Rosa. Tanto este color como el lila camuflan las pigmentaciones verdosas como venas marcadas o hematomas. Estos correctores también pueden usarse en forma de prebase para dar luminosidad al rostro.
- Azul. Hasta ahora te hemos hablado sobre las tonalidades de corrector más conocidas, pero puede que te sorprenda la gran cantidad de colores disponibles en las tiendas especializadas en maquillaje y salones de belleza. El azul se encarga de contrarrestar las pigmentaciones amarillas. Se aplica en pieles claras, en la frente y la parte alta de las mejillas, para conseguir un rostro luminoso, fresco y desenfadado.
- Amarillo. ¿Alguna vez has visto un corrector amarillo y te has preguntado para qué serviría? Este tono neutraliza las pigmentaciones violetas, como ojeras más moradas y hematomas. Y no solo puedes utilizarlo en el rostro, sino que resulta muy útil para resaltar un labial rojo si tienes unos labios con tendencia azul.