Para lucir una piel bonita y natural es imprescindible mantener una rutina de higiene diaria. Son muchos los agentes externos como la polución, el humo del tabaco, la exposición al sol y al polvo que actúan en contra de nuestra piel, por lo que, además de tratamientos específicos de manera regular, es importante que mantengamos un hábito constante de limpieza en casa, con el fin de no echar a perder los resultados de cremas y sesiones y mantener a raya todas estas impurezas.
Te mostramos cómo realizarla en casa en tan solo cuatro sencillos pasos. Lo ideal es realizarlos por la mañana y por la noche, aunque, si no dispones del tiempo, o si prefieres robarle 10 minutos más al reloj por las mañanas, lo ideal es que te acostumbres a realizarlo todas las noches, de manera que la crema nutritiva actúe con más intensidad a la vez que se regeneran tus células.
1. El primer paso es limpiar nuestra piel. Para ello puedes usar el producto que más te guste, ya que ahora mismo existen gran variedad de texturas en el mercado como jabones, espumas, cremas y geles. Los más puristas recomiendan usar un jabón mejor que una crema, pero, elijas la textura que elijas, opta siempre por un limpiador específico para tu tipo de piel, que la hidrate si es seca, y que la matice si se trata de un cutis mixto o graso. ¡Y no te olvides de limpiar el cuello también!
2. Una vez que hayas retirado el producto con agua y una esponja, es el momento de aplicar el tónico. Mejor suave, natural y libre de alcohol como los que contienen extractos de avena o agua de mar. Pulverízalo y seca después tu rostro presionando levemente con un tissue.
3. En tan solo tres minutos hemos eliminado impurezas y equilibrado el ph de nuestra piel, ¿Ves qué fácil? Ha llegado el momento de nutrir nuestro rostro con productos específicos y, para ello, comenzaremos con el contorno de ojos. Si tu piel es mixta, estás exenta de usarlo con antiarrugas 😉
4. Usa tu crema nutritiva habitual, depositando una pequeña cantidad en la palma de tu mano para que no esté demasiado fría y aplicándola con pequeños toques usando la yema de tus dedos. Una vez más, acuérdate de hidratar cuello y escote.
Incorpora estos hábitos a tu rutina diaria y en muy poco tiempo notarás los resultados.